De almacén de vino a almacén de la cultura, ocio y deporte de Bilbao. El emblemático edificio de 43.000 metros cuadrados es una construcción de carácter modernista diseñado por el arquitecto parisino Philippe Starck y ha sido declarado “Bien de Interés Cultural” por el Gobierno Vasco en 1999.
El autor de la reconstrucción deja su marca en cada rincón de la Alhóndiga, dándole su estilo carismático a la ciudad bilbaína. El edificio, cuya construcción se le encargó en 1905 a Ricardo Bastida, pretendía construir un edificio industrial, funcional y avanzado. Con el paso de los años, se ha convertido en un referente para Bilbao y para todos sus ciudadanos.
El proyecto de la Alhóndiga Bilbao ha resultado ser un éxito, prueba de ello es que en el año 2011 hubo un total de casi 4 millones de visitantes, o lo que es lo mismo, 10.000 personas al día. Este hecho ha supuesto que la Alhóndiga Bilbao tenga un alto nivel de autofinanciación, alcanzando, este año, el 48%. Los espacios más visitados a lo largo del último año fueron el Centro de Actividad Física, con 752.576 usuarios, y la Mediateka, con 652.632 usuarios.
Sin embargo, y frente a la aparente satisfacción general del público vizcaíno con el edificio, existen varias voces que cuestionan la cuantía del presupuesto final. En 2005, el presupuesto que se marcó inicialmente era de 45 millones de euros, que aportaría el Ayuntamiento de Bilbao, y seis millones de euros, procedentes de la Sociedad Urbanística de Bilbao pero nada más lejos de la realidad. El coste de la obra tras acabar el proyecto fue  de 69,4 millones de euros cantidad que, según varios usuarios, es “excesivo”.
La organización de la Alhóndiga Bilbao cuenta con un presupuesto anual de 10.836.534€ para realizar actividades o contratar exposiciones. Además, el edificio cuenta con salas que están disponibles para alquilar.